Como si fuera una película de bio-ciencia ficción / terror, el mundo en pocas semanas se ha visto atacado por un virus. Este tipo de epidemias no eran desconocidas al humano, ha sucedido antes y me temo que seguirá sucediendo. El tema es que no son tan frecuentes como para que el mundo haya estado preparado; una pandemia de alcance global y de contagio tan rápido como ésta, es un evento raro. No me refiero a epidemias de enfermedades focalizadas que siempre están presentes en muchas partes del planeta (cólera, paludismo, anthrax, ébola, malaria, etc.), la diferencia es que este virus es extremadamente contagioso y en cuestión de pocas semanas, ya estaba en todo el mundo. Ningún país tenía la preparación para hacerle frente, ni siquiera los Estados Unidos donde se idearon las películas que describen eventos similares.
A pesar de todos los muertos que han habido y las economías colapsadas, empresas quebradas y gente desempleada, que estamos viendo a nivel global, yo creo que hemos tenido mucha suerte. El Covid-19 si bien es altamente contagioso, afortunadamente no es muy letal. Al día de hoy El Covid-19 tiene una tasa de fatalidad por infección (IFR de sus siglas en inglés, infection fatality rate) es de aproximadamente el 8%, es decir, de 100 personas que se contagian, 8 han fallecido. Hacia la mitad del 2020, casi 6 meses de pandemia, el Covid ha matado a medio millón de personas en todo el mundo; comparemos con otras pandemias registradas en la historia: se calcula que las peste bubónica o muerte negra, en el siglo XIV, mató entre una tercera parte a la mitad de la población europea, y en toda la zona de su influencia, o sea, Asia y el norte de África, se estima que mató entre 75 y 200 millones de personas. Más recientemente, la gripe española de principios del siglo XX, mató entre 50 y 100 millones de personas. No existen registros de las tasas de mortalidad de estas enfermedades, pues en esa época la ciencia médica estaba poco avanzada no se sabía con certeza quiénes estuvieron infectados y quiénes no, pero en general se estima que si el contagiado no recibía tratamiento, la tasa de mortalidad era cercana al 100%. Comparando con otras enfermedades, vemos por ejemplo que el ébola tiene un CFR superior al 80%, el Anthrax más del 85%, el VIH hasta hace poco, mataba casi al 100% de quienes lo contraen. Si este nuevo Coronavirus matara a digamos, al 33% de los infectados (una de cada tres personas que se contagian), estaríamos realmente en serios aprietos, y el mundo estaría en un caos al nivel de las películas apocalípticas de Hollywood.
Ningún gobierno del planeta ha podido manejar adecuadamente esta pandemia. Claro que hay naciones en donde se ha podido controlar mejor, pero muy pocas personas en la comunidad científica han estado preparadas para hacerle frente a un evento de tamaña magnitud. Ninguna persona viva actualmente ha sido testigo de un evento parecido, el Covid nos sorprendió sin procedimientos, metodología o manuales de cómo enfrentarlo, todo ha sido un ejercicio de ensayo, prueba, fracasos y limitados éxitos. La información varía todas las semanas, nadie está 100% seguro de cómo se contagia, cuánto dura en el organismo humano, cuáles son los factores que propician que una persona sea asintomática y qué otra muera, hay grupos de riesgo, sí, pero hay casos que no siguen estas reglas; gente joven y sana que muere del virus y gente vulnerable, tales como ancianos o con enfermedades crónicas, que sobreviven. Todo ha sucedido con una vertiginosa velocidad, lo que ha impedido que la comunidad científica tenga las cosas claras.
El problema con el Covid no es su tasa de mortalidad, sino el colapso que causa en los sistemas de salud. Tomemos por ejemplo el Perú, con un número redondo de 30 millones de habitantes; si el 10% de su población se contagia al mismo tiempo, son 3 millones de personas, de ese grupo, en promedio el 1% entra en condición crítica, es decir, requiere una cama en UCI y ventilador mecánico, son 30 mil pacientes críticos, y en el Perú no habían tantas camas UCI al inicio de la pandemia, ¿qué significa eso? Que los doctores se enfrentarían a la terrible decisión de escoger a quién salvar y a quién dejan morir, pues no hay capacidad suficiente para todos. Es por eso que la ciencia dijo que es necesario aislar a la gente, para frenar la tasa de contagios, es decir, reducir la velocidad con la que el virus se esparce, para que estos supuestos 30 mil pacientes críticos, no necesiten esa atención especializada todos a la vez, sino de a pocos. De ahí la importancia de las cuarentenas.
En algo los científicos están de acuerdo; la mejor forma de evitar el contagio es lavarse las manos con mayor frecuencia de lo normal y el distanciamiento social. Aparentemente son reglas sencillas pero muchas personas parecen no entenderlas, lo que está facilitando contagio en casi todo el mundo.
Muchos gobiernos decretaron una cuarentena para sus ciudadanos, lo que parecía ser una buena idea ya que al obligar a que la gente se quede en sus casas, debería de haber evitado el virus se extienda. Esto no ha sido una decisión fácil de tomar. Los gobernantes tenían que sopesar dos alternativas intrínsecamente malas; o dejar que el pueblo muera del Covid, o dejar que el pueblo muera de hambre. Suena a exageración pero en el fondo esa es la disyuntiva; poner a un país en cuarentena ha significado que muchas personas pierdan el empleo, que dejen de percibir ingresos, que empresas quiebren, negocios se cierren y que mucha gente pase hambre. En tanto más grande es la economía, más grande es la caída y la recesión; es por eso que países como los Estados Unidos o el Reino Unido, se resistieron a imponer una cuarentena total y obligatoria, pues muchos consideraron que las consecuencias de una cuarentena serían desastrosas en sus economías, quizás más graves que la enfermedad en sí.
Sin embargo no todos los países optaron por imponer una cuarentena obligatoria. Muchos acompañaron la medida con ayudas económicas para sus pobladores. La lógica indicaba que ese era el camino más sensato e inteligente a seguir. Pero muy pocas personas tomaron en consideración un factor muy importante, potencialmente capaz de echar por tierra estos grandes esfuerzos: el factor humano.
Sin embargo no todos los países optaron por imponer una cuarentena obligatoria. Muchos acompañaron la medida con ayudas económicas para sus pobladores. La lógica indicaba que ese era el camino más sensato e inteligente a seguir. Pero muy pocas personas tomaron en consideración un factor muy importante, potencialmente capaz de echar por tierra estos grandes esfuerzos: el factor humano.
Lamentablemente, un porcentaje variable de ciudadanos en todos los países, se resistió al confinamiento, desobedeciendo la cuarentena, y el virus siguió avanzando. Particularmente en países occidentales, donde se valora mucho la libertad individual, hay un número de personas que consideran que el gobierno no puede obligarlos a quedarse encerrados en sus casas, a no trabajar, a no ganarse el sustento, y protestan con el argumento que la libertad les otorga el derecho de decidir si se exponen o no al virus, y se opusieron a las cuarentenas. Y también hay un porcentaje de gente que simplemente se zurra en las órdenes, que cree que son muy astutos, con muy poca cultura cívica, e incumplen las disposiciones. Finalmente está el grupo de personas incrédulas quienes piensan que el virus es una maquinación de un grupo de poder, una conspiración, un invento de Bill Gates, qué quiere implantar chips en todos los humanos y que transmite el Covid a través de la señal 5G y demás estupideces que se difunden en las redes sociales.
Cuando en el Perú el gobierno dispuso las medidas de control para esta pandemia, llámese cuarentena, distanciamiento social, etc, fue uno de los primeros países en tomar acción, yo pensé que íbamos por buen camino, sin embargo con el paso de las semanas, la poca cultura social de la gente se hizo evidente y cada vez me sentí más decepcionado de la poca conciencia que hay entre mis compatriotas. Y no solamente me refiero al pueblo, también hay un sector de políticos, quienes con una actitud miserable, solamente se han dedicado a criticar toda medida que el gobierno prueba, y a sembrar dudas, caos y zozobra a través de su llegada en las redes sociales. Ésta es una lucha de todos contra esta enfermedad no de bandos políticos, yo creo que la historia debe de registrar en el futuro, quiénes se pusieron a trabajar e hicieron esfuerzos apoyando la lucha contra el virus y quiénes solamente criticaron y pusieron obstáculos a la lucha contra el Covid, para alimentar su mezquindad y con el fin de minar, ridiculizar y destruir el trabajo de quienes consideran son sus adversarios políticos, para luego cuando sea tiempo de las próximas elecciones, digan que el gobierno fracasó y que ellos lo hubieran hecho mejor. Y me refiero específicamente a muchos apristas y fujimoristas.
Pero esta actitud mezquina no es exclusiva del Perú. He visto con asombro que ésto se repite en mayor o menor medida en muchos países del mundo, probablemente los políticos son el grupo humano más miserable que hay, pues cuando es momento de estar unidos y hacerle frente a un enemigo común, el virus, ellos siembran la desunión, la confusión, las dudas y buscan sacar provecho y ganancias políticas, de cualquier situación, incluso de la muerte, al igual que algunas personas que en medio de esta crisis, buscan enriquecerse elevando los precios del oxígeno, medicinas o de atención médica, y autoridades que en plena emergencia sanitaria, buscan obtener dinero sucio mediante coimas. La poca responsabilidad social no es exclusiva de los países de Latinoamérica, las noticias nos han mostrado que en países supuestamente inteligentes y avanzados, las personas no toman conciencia de la gravedad de este virus; en los Estados Unidos, el Reino Unido, España, etc. apenas se pudo, la gente abarrotó los centros comerciales y playas, sin considerar que deben guardar la distancia entre ellos para evitar contagiarse.
Realmente es probable que, con ésta combinación de población con poca conciencia social y políticos mezquinos, el Covid-19 sea un evento de extinción masiva, a pesar de su relativa baja mortalidad. A veces me pongo a pensar si la verdadera pandemia no es este virus, sino esa parte oscura y sórdida de la condición humana que de alguna u otra forma, eventualmente nos llevarán hacia la extinción como especie.
Al momento que acabo de escribir esta entrada, estamos agosto, ya se fue más de la mitad del año 2020 y éste virus está lejos de irse y dejarnos en paz. Me temo mucho que esto puede empeorar; actualmente las economías de los países ya no pueden soportar más la cuarentena y están empezando a relajar sus medidas de prevención lo cual va a provocar un gran aumento en los contagios y por ende de las muertes. Las vacunas van a tardar algunos meses aún, y aunque estén disponibles, me temo que tardarán en llegar a los países menos ricos, como Latinoamérica o África.
Hoy hay muchísima gente que ha perdido su trabajo o cuyos negocios están quebrados, o al borde de la quiebra. Ya creo que pasamos la etapa de cuarentena y prohibiciones, la gente no puede más, hay que trabajar y los negocios tienen que reabrir, la plata tiene que seguir moviéndose para que las sociedades tengan continuidad. Los negocios deben reabrir, pero CON EXTREMAS medidas de cuidado. Si tu restaurante favorito reabrió, anda visítalo, pero usa tu mascarilla, usa alcohol, mantén la distancia, lávate las manos varias veces, al llegar al comercio, al llegar a casa. Sólo nosotros podemos cuidarnos a nosotros mismos y a nuestra familia. No se puede salir como antes, pero entiendo que es necesario salir del confinamiento en el que hemos estado, y dar una vuelta, pasear, respirar aire. Pero tengan mucho cuidado. Evita las aglomeraciones de personas, si el sitio al que quieres ir hay demasiada gente, regresa, busca otro. No vayan a fiestas, si hacen reuniones familiares, que sean prudentes, sé que es difícil no abrazar a la abuela, no besar a tu papá, no acercarse; cuiden a los mayores, ellos son quienes son más propensos a ser víctimas graves del Covid.
Podemos y vamos a salir de esto, ya no falta mucho, el mundo va a seguir adelante. El tema es que cuando la vida se vuelva a normalizar, el mundo ya habrá cambiado, y muchos ya no estarán; sé inteligente y toma precauciones que aumenten las posibilidades de que tú y tu familia estén aún vivos cuando la ciencia haya derrotado al Covid. Que esto nos sirva de lección. Que el siguiente evento que sacuda al mundo, nos agarre mejor preparados. Hasta la próxima.
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