No tengo idea de cuántas parejas como nosotros existen. No he leído estadísticas, no he investigado el tema, no conozco personalmente otras. Y eso es lo de menos porque mi relación con mi esposa no fue planificada, no fue buscada, ni calculada; simplemente sucedió.
Cuando la conocí, no tenía idea de su edad, solamente supe que era increíblemente hermosa, que sonreía como un ángel, que era pequeña, delgada y muy sensual, que en el infinito de su piel color canela y sus enormes ojos negros iba a perder la cabeza... y lo hice. Ni sabía su nombre pero quería abrazarla, besarla, llevármela cargada, cuidarla, hacerle el amor hasta que el cuerpo no me de más, quería bañarla, perfumarla, abrigarla en el invierno, abanicarla en el verano; no quería separame de ella nunca. No pensé en nada más, fue un flechazo mutuo y violento, como un tornado que me elevó en el aire muy alto y cuando aterricé nuevamente a la tierra, supe que seríamos inseparables. Y así pasó.
Cuando conocí a mi esposa, yo acababa de cumplir 38 años, y ella estaba a punto de cumplir 19. Honestamente yo sabía que era mucho menor que yo, pero no tanto. 7 meses después de ese primer encuentro ya estábamos esperando un bebé, 8 meses después ya vivíamos juntos. Ahora tenemos un hogar, una vida juntos y una bellísima niña que está cerca a cumplir un año, y con sinceridad puedo afirmar que estos 2 años han sido los mejores de mi vida.
Yo solía decir que la felicidad son momentos en la vida, pero no fue hasta que la conocí, que descubrí que la felicidad puede ser mucho más que momentos; para mí la felicidad es despertar junto a ella todas las mañanas, es mirarla, besarla, reirnos juntos, hacerle el amor, ver a nuestra hijita reir y dar sus primeros pasos, y un larguísimo etcétera.
Hoy es su cumpleaños, mi joven esposa cumple 21 años, yo cumplí 40 en octubre, así que por 3 meses y medio fuimos como la canción de José José, 40 y 20. Es el amor lo que importa y no lo que diga la gente... Suena huachafo pero es una verdad tan grande como una catedral.
Cuando alguna vez alguien me preguntó hace 3 años o más, ¿estarías con una chibola?, yo respondía ¡NUNCA! Mírenme ahora, el destino me demostró una vez más que no hay que decir nunca, la vida es extraña y da muchas vueltas.
Y para cerrar este pequeño homenaje a mi linda esposa en su cumpleaños, madre de mi hijita preciosa, y arquitecta de mi inagotable felicidad, debo de decir que casi nunca hemos tenido las situaciones que José José describe en su canción, es decir ¿que nos miran raro al vernos juntos por la calle? A veces, pero ni nos damos cuenta. ¿Que me dicen que linda es tu hija (refiriéndose a mi esposa)? Una vez creo, pero me causó gracia. ¿Que me bromean con ser un roba-cunas? Una vez lo dijo nuestra doctora (que atiende a mi esposa y trajo al mundo a mi hija), pero lo tomamos con humor.
No sé que pase en el futuro, pero sea lo que sea, estaré junto a ella.
Gracias mi amor, te amo.
Cuando la conocí, no tenía idea de su edad, solamente supe que era increíblemente hermosa, que sonreía como un ángel, que era pequeña, delgada y muy sensual, que en el infinito de su piel color canela y sus enormes ojos negros iba a perder la cabeza... y lo hice. Ni sabía su nombre pero quería abrazarla, besarla, llevármela cargada, cuidarla, hacerle el amor hasta que el cuerpo no me de más, quería bañarla, perfumarla, abrigarla en el invierno, abanicarla en el verano; no quería separame de ella nunca. No pensé en nada más, fue un flechazo mutuo y violento, como un tornado que me elevó en el aire muy alto y cuando aterricé nuevamente a la tierra, supe que seríamos inseparables. Y así pasó.
Cuando conocí a mi esposa, yo acababa de cumplir 38 años, y ella estaba a punto de cumplir 19. Honestamente yo sabía que era mucho menor que yo, pero no tanto. 7 meses después de ese primer encuentro ya estábamos esperando un bebé, 8 meses después ya vivíamos juntos. Ahora tenemos un hogar, una vida juntos y una bellísima niña que está cerca a cumplir un año, y con sinceridad puedo afirmar que estos 2 años han sido los mejores de mi vida.
Yo solía decir que la felicidad son momentos en la vida, pero no fue hasta que la conocí, que descubrí que la felicidad puede ser mucho más que momentos; para mí la felicidad es despertar junto a ella todas las mañanas, es mirarla, besarla, reirnos juntos, hacerle el amor, ver a nuestra hijita reir y dar sus primeros pasos, y un larguísimo etcétera.
Hoy es su cumpleaños, mi joven esposa cumple 21 años, yo cumplí 40 en octubre, así que por 3 meses y medio fuimos como la canción de José José, 40 y 20. Es el amor lo que importa y no lo que diga la gente... Suena huachafo pero es una verdad tan grande como una catedral.
Cuando alguna vez alguien me preguntó hace 3 años o más, ¿estarías con una chibola?, yo respondía ¡NUNCA! Mírenme ahora, el destino me demostró una vez más que no hay que decir nunca, la vida es extraña y da muchas vueltas.
Y para cerrar este pequeño homenaje a mi linda esposa en su cumpleaños, madre de mi hijita preciosa, y arquitecta de mi inagotable felicidad, debo de decir que casi nunca hemos tenido las situaciones que José José describe en su canción, es decir ¿que nos miran raro al vernos juntos por la calle? A veces, pero ni nos damos cuenta. ¿Que me dicen que linda es tu hija (refiriéndose a mi esposa)? Una vez creo, pero me causó gracia. ¿Que me bromean con ser un roba-cunas? Una vez lo dijo nuestra doctora (que atiende a mi esposa y trajo al mundo a mi hija), pero lo tomamos con humor.
No sé que pase en el futuro, pero sea lo que sea, estaré junto a ella.
Gracias mi amor, te amo.
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